jueves, 22 de marzo de 2012

Detrás de las olas.

El camino es largo,
llévame a cualquier otra parte,
detrás de las olas,
donde suena cada nota que hace eco en mis oídos,
llévame contigo aunque sólo sea para andar en vilo,
no me importa la tormenta que me aceche,
ni el quehacer de los domingos por la tarde.
Hoy me importa más que nada tu sonrisa,
que hasta parece me acaricia,
y resuena como si estuviese tan cercana…
Te echo de menos.


Fragmento.

Quizás me haya quedado boquiabierta al ver tus manos tras mi puerta, detrás de esa faceta se esconde una belleza singular, reír por despertar tus sentimientos dormidos en una almohada acolchada, mojada, callada, la que un buen día me habla, cuando duermo a ti pegada, a tu boca, a tu cara… Y una sonrisa que agranda mis sentidos al igual que mis latidos, tan perfecta, tan preciosa como una noche estrellada, como las nubes empapadas de tus sueños, de mis sueños, de palabras que no hablan…

martes, 20 de marzo de 2012

Mitad.

Tener qué, deber qué, saber qué estaba sola,
 frente a frente, cara a cara, las manos atadas,
 era lo único que se reencontraba con su otra mitad.
 Mitad del puzzle interminable, de aquel faro inalcanzable,
 mitad de vida y de muerte, solo mitad, mitad inerte...
 Inestable e interminable, tal y así, como mi propio ser,
 sonriente, dibujando garabatos para no ver el papel en blanco,
 cabizbaja, intentando retroceder a gris aquello que pinté negro,
 pero es tan dificil regresar, alzar las manos que aún te atan, 
es tan extraño que te miren desde lejos,
 que notes la presencia, que sepas que hay excesos, 
que te mueras por revivir, por escuchar y no oír,
 es tan extraño el verte flotar en tu inestabilidad...

lunes, 19 de marzo de 2012

A flote.

Pequeño trayecto de mi vida, que me hace ver todas las salidas a cuatro paredes, pequeño trocito de mi mundo, que me hace recordar todos y cada uno de mis segundos, a veces nada es suficiente para hacer que me levante, para recordarme que sigo estando aquí, para hacerme creer que no fui yo la que fallé o que si lo fui ¿qué? Tantos minutos he perdido, entre tanto, preguntándome por muchas de las cosas a las que nunca hallé respuesta, cayéndome y levantándome como un estúpido pez que nada por no llegar al fondo de la pecera que le encierra, quizás sólo fuese eso y me mantuviese a flote, por intentar no caer al fondo.

Exceso de imaginación.

Martirizo mis sentidos si me faltan tus latidos, se fueron igual que se escurre el agua entre mis dedos. Huyeron despavoridos, entre suspiros de mi razón, por decir razón, (aunque tenga falta de ambición), antítesis de poesía salen de mi interior, falta tu voz, mi cabeza repetía, eso que falta es tu voz, que me inspira, que me insta. Busca en tu mundo interior. ¿Pero, Dónde busco? La cuerda desatada aún me ata, no encuentro razonamientos, y me desatan los gemidos que me imagino vienen de ti, no lo haces, soy yo la que siempre sale perdiendo. Ya me dijeron un día, exceso de imaginación.

Reflexión.

Sientes esa rabia en tu interior, algo que ni siquiera entiendo yo, sientes un vacío donde ni siquiera tu voz hace eco y las lágrimas recorren tu cara de arriba abajo y de abajo arriba, es pura contradicción. Limpias tus parpados mojados mientras te miras al espejo y ya no ves tu sombra, solo el reflejo húmedo y colorado de tu persona, de tu ser. No te sientes mal, pero tampoco te sientes bien, no sabes lo que pasa por tu cabeza, no puedes ordenar tus pensamientos, todos se agolpan queriendo encontrar una salida de emergencia que nunca llega o está cerrada… no sabes qué es lo bueno y qué es lo malo, tienes elección y te equivocas, pierdes la mirada en algún otro lugar y los restos del recuerdo se quedan en tu cama y te hacen compañía la noche entera… ¿no me digas que a ti nunca te ha pasado?

Lucha de palabras.

No sabía bien como empezar a decirte que… Me encantan los poros abiertos, que expulsan sudores, que dejan entrever los renglones que aún no están escritos de tu piel y de mi piel. Me encanta hasta el viento más frágil y la fuerza del mar…de mi mar, a oscuras, con tan solo el runrún de tus susurros de fondo, que acarician mis oídos, que me tocan hasta ese sexto sentido. Querido creyente de todo lo eterno, ¿eterno hasta el punto de que resucite cuando yo no esté? Te hecho de menos, y sin embargo sigo poniendo los cinco sentidos cuando estoy entre las cuatro esquinas de tu cama, porque amor y sexo quizás sean como uña y carne o quizás como agua y aceite, o son inseparables o jamás, jamás se mezclan. Volviendo a los recuerdos de la rutina, también hecho de menos ese tatuaje que reside bajo tu axila, que une líneas entre costilla y costilla. Y yo qué, aquí sigo como todos los días, apática y desenamorándome del mundo aunque no he de negar que ese mismo mundo últimamente esté dándome razones para sonreír. El corazón me late mucho más fuerte por minutos, como si se fuera a escapar del pecho. No tiene una cavidad, en el fondo siempre he pensado que vaga a sus anchas por cualquier zona del tronco de mi cuerpo, por eso me toque donde me toque preciso sentir sus latidos, en otro caso, algo estaría fallando, sería un punto y aparte. Es un lujo pertenecer a eso que tú denominas “personas de confianza” pero hasta cierto punto, príncipe. Confías, ¿confías en que tus manos seguirán por debajo de mi falda? ¿Confías en que mañana saldré a buscarte como todos los martes por la tarde? Confías en algo eterno…y sin embargo no te noto preocupante ni preocuparte. ¿Sabes? Aunque creo que nunca te lo he confesado, estoy aquí no sólo para eso, estoy aquí para que vengas a mi encuentro y no te conviertas en rana, estoy aquí para que me despiertes cada mañana, estoy aquí… pero no quiero ser el pez que se muerde la cola, no quiero tu ropa lejos de la mía, no quiero tus sabanas en otro apartamento del armario de la habitación, no quiero los cepillos de dientes en distintos vasos, no quiero tu cigarrillo lejos del mío o en otro cenicero, ni tampoco quiero que me vuelvas a dejar sin mechero que quizás se me apague otra vez la bombilla, que aunque (y me vuelvo a repetir) esté siempre con los cinco sentidos entre las cuatro esquinas de tu cama, el día que deje de estar me echarás en falta. Cuando te falte mi mal humor matutino, mi despertar sin sentido, o mi café por encima del vestido… me echarás en falta. Ahora vuelvo a pasear por la arena sinuosa que espero que tú aún recuerdes. No dudo que aún te quede en la mente algún pequeño verso de los que te leía a orillas del mar, de esos que te decían todo, mucho más, pero como todo sentimiento este también se contradice y aunque no quiero seguir así, y aunque no quiero que tu cigarro esté lejos del mío, cerca me esta quemando viva. No sé si te he aclarado algo, en el fondo “príncipe” creo que ni yo misma me entiendo. Sin embargo alguien me dijo una vez que hay que tener alta la autoestima y la mía la tengo por las nubes, nubes de algodón que me esperaban en la mesita cada noche, y con ellas tú, y tú lunar en la palma de la mano y tu silencio eterno que solo rompías con las miradas que se clavaban en mi, pero adoraba ese silencio. Aún adoro ese silencio. No lo rompería por nada del mundo por muy parlanchina que yo fuese o sea, por mucho daño que me haga no saber lo que piensas, no conocer tus intrigas…Y luego claro, está esperando su momento oportuno para aparecer en mi mente el ya tan famoso refranero español y recordarme que más vale malo conocido que bueno por conocer, y yo sigo aquí, y sigo sin saber que hacer. Dime, ¿acaso mi acoso ha servido de algo? ¿Acaso mis palabras te han removido la conciencia? Quiero vivir y quiero que los sentimientos no se vayan apagando, que no vuelva a imaginarte acariciando a otra, quiero que tu sonrisa esté enfrente de mi cuando vuelva a casa, quiero que me sigas esperando desnudo en la cama, quiero que tengas que decirme cada noche “hasta mañana” y también quiero que la rutina no termine con todo esto, yo sé que nadie es perfecto. Yo no soy perfecta. Tú no eres perfecto. Lo nuestro, todo esto, tampoco es perfecto. Y aunque rara vez he puesto en evidencia mis propias palabras, ahora necesito que me digas si esto empieza o todo acaba… Dime, ¿ha merecido la pena mi lucha por ti? ¿Ha sido válida esta lucha de palabras?